Armstrong: 40 años no son nada

El movimiento se demuestra andando y eso es lo que está haciendo Lance Armstrong que, a los 40 años y una temporada después de abandonar el ciclismo profesional, sigue compitiendo al máximo nivel… y haciéndolo muy bien.

Ni la investigación que lleva a cabo el FBI contra él en Estados Unidos por dopaje, ni las repercusiones que ese asunto ha tenido en Europa han conseguido minar uno de los aspectos claves en toda su carrera profesional: su fuerza mental. Podría estar viviendo de las rentas, dedicado a sus hijos y a su familia, controlando sus negocios, que tienen un componente importante en el ciclismo, pero el instinto de la competición puede con él.

El pasado fin de semana corrió el Campeonato del Mundo de triatlón Xterra, una modalidad que consta de 1.500 metros de natación, 29,5 kilómetros de mountain-bike y 9,8 kilómetros de carrera a pie. Una fuerte caída en la prueba de mountain-bike le impidió meterse entre los diez mejores. Acabó en el puesto veintitrés.

La carrera la ganó el austriaco Michael Weiss. El alavés Eneko Llanos finalizó tercero.

Lance logró el tercer mejor tiempo en la natación y el quinto en la prueba de ciclismo. Iba en cabeza cuando tuvo una fuerte caída, que le impidió ganar y le perjudicó en la carrera a pie. Rompió el casco: «No recuerdo una caída tan fuerte en toda mi carrera como ciclista y tampoco que me hubiese roto el casco nunca. Cuando me levanté estaba un poco aturdido. Perdí varios minutos», manifestó el tejano, que corrió con indumentaria de Livestrong, su Fundación contra el cáncer. Llegó a ser líder de la prueba. Luego llegó la caída.

Una semana antes de la prueba había dicho que «sólo soy un jubilado que anda en bicicleta. Sin el golpe seguro que hubiera podido estar más arriba en la clasificación, pero es el precio que se puede pagar cuando corres».

Lo cierto es que la vena competitiva, que nunca había perdido, ya la había recuperado con el quinto puesto que consiguió en el triatlón de Utah, puntuable para el Campeonato de Estados Unidos. Hacía 23 años que no participaba en un triatlón. En su segunda prueba, en la localidad de Tempe (Arizona), ganó.

Aluvión de medios

La presencia de Armstrong en la pequeña isla de Maui resultó toda una revolución, puesto que muchos medios informativos se desplazaron hasta esa localidad para seguir sus evoluciones. El organizador de la carrera estaba encantando puesto que ese interés mediático le traerá más patrocinadores.

Conrad Stolz, que lleva organizando la prueba 16 años, manifestó que «ha habido en el recorrido más cámaras que árboles. Estoy encantado de que corra mi prueba».

Armstrong ha vuelto a sus orígenes puesto que sus inicios en el mundo del deporte fueron precisamente en el triatlón, donde llegó a ser uno de los mejores jóvenes de su país. En dos ocasiones logró proclamarse campeón de Estados Unidos en 1989 y 1990, con 18 y 19 años. Ni siquiera cuando dejó el ciclismo perdió su meticulosidad a la la hora de preparar las competiciones.

Para mejorar en la carrera a pie contactó con Alberto Salazar, un histórico corredor de maratones que ganó en tres ocasiones el que se celebra en Nueva York. Salazar comentaba que Lance le dijo: «Tienes que conseguir que corra un maratón en 2.30. Si lo logro, en una prueba de triatlón puedo hacer 2:55, lo que me permitiría estar con los mejores».

Las fotografías muestran a un Armstrong mucho más delgado que cuando corría en bicicleta. No hay que olvidar que después del cáncer de testículos con metástasis que le obligó a dejar la bicicleta se presentó de nuevo en el mundo profesional con diez kilos menos de los que pesaba antes de padecer esa enfermedad.

Fuente:Diariovasco.com

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