Fisiologia de la mujer y el cliclismo

El rendimiento deportivo es distinto entre el hombre y la mujer, como resultado de diferencias biológicas (anatómicas y fisiológicas –estructurales y funcionales-). Tal como muestran las evoluciones en diferentes especialidades deportivas, es de prever que la incorporación masiva de la mujer al campo del entrenamiento deportivo y su participación en competiciones de alto nivel, y su consiguiente profesionalización, las acerque, a pesar de los condicionantes antes citados, al rendimiento de los varones, especialmente en pruebas de resistencia, habilidad y destreza.

Desde el punto de vista funcional, las diferencias entre el hombre y la mujer no ocurren hasta la pubertad. En los niños, la producción de testosterona incrementa la formación del hueso, en espesor y longitud, así como el desarrollo de la masa muscular. En las niñas, los estrógenos son los causantes del ensanchamiento de las caderas, del desarrollo mamario, del incremento del tamaño del hueso y del cierre epifisiario.

Después de la pubertad, las mujeres tienen un significativo aumento del % de grasa corporal a lo largo de toda la vida. Una mujer presenta, en porcentaje, aproximadamente el doble de grasa corporal que un hombre de similar actividad física. En personas normales la grasa supone el 24% del organismo de una mujer frente a un 14%, que corresponde al hombre.
En los deportistas profesionales, el hombre suele presentar un 4% de grasa corporal frente a un 9% de la mujer. Para el deportista, la grasa representa una especie de lastre, una carga que hay que desplazar, pero que, al contrario que el músculo, no es capaz de generar movimiento. El factor fundamental de la diferente constitución corporal no parece estar solamente en el hecho de que la mujer presenta más grasa sino en que, a igualdad de peso, esa menor cantidad de grasa está sustituida por masa muscular en el hombre. Como media, una mujer de 55 kilos tendrá aproximadamente unos 16 kilos de músculo, tres menos que un varón de igual peso.

Desde el punto de vista de la fuerza, entendiéndola como un complejo neuromuscular, la calidad muscular, su estructura y composición, así como la capacidad de control motor, son semejantes en hombres y mujeres. Para la misma cantidad de músculo la fuerza es similar, o lo que es lo mismo, poseen ambos sexos la misma fuerza relativa en relación a la masa magra. La fuerza en la parte superior del cuerpo, expresada relativamente al peso corporal total es menor en la mujer, mientras que existe una mayor distribución de masa muscular por debajo de la cadera en mujeres, aspecto este muy importante al hablar de ciclismo, en donde la fuerza y resistencia de las piernas es determinante.

Desde el punto de vista cardiovascular, las mujeres presentan unos valores superiores de frecuencia cardiaca para la misma carga de trabajo submáxima. Las diferencias en la ventilación se deben fundamentalmente al menor tamaño corporal, presentando una mayor frecuencia respiratoria, menor volumen corriente y menor volumen ventilatorio debido al tamaño inferior de sus pulmones.
No obstante. El consumo de oxígeno en valores absolutos, es el mismo para una misma carga de trabajo y los valores del umbral anaeróbico desde el punto de vista porcentual respecto a la capacidad máxima, son iguales en el hombre y la mujer. Es importante reseñar también que el incremento en el consumo de oxígeno con el entrenamiento es, desde el punto de vista porcentual sobre el valor inicial, igual en ambos sexos.

ANATOMÍA DE LA MUJER Y RENDIMIENTO
El entrenamiento conduce a una disminución de la masa grasa en la mujer, a expensas del incremento del gasto energético, igual que en el hombre, sin embargo, aunque la masa magra se incrementa con el entrenamiento, lo hace en menor medida debido al menor estimulo anabólico por los inferiores niveles de testosterona. En cuanto a la mejora con el entrenamiento de la densidad ósea y la resistencia de las partes blandas, tejido conectivo, tendones, es similar en ambos sexos. Las mujeres presentan además una pelvis más ancha. Esta configuración ósea, ideal para el parto, supone una desventaja a la hora de practicar deporte, ya que el hecho de poseer una pelvis más ancha disminuye la eficacia mecánica de las piernas a la hora de correr. El fémur pierde verticalidad y esa mayor angulación produce un excesivo acercamiento de ambas rodillas en plena carrera. Como consecuencia, el riesgo de sufrir lesiones en la rodilla aumenta.

Esto sin embargo no ocurre en ciclismo, al poder manipular los ángulos eficaces en la pedalada mediante la longitud del pedal, pedalier y sobre todo de la rotación de la fijación.
Las dimensiones del organismo condicionan el reglaje de la bicicleta, y esto ocurre de igual forma en el hombre y en la mujer. Se ha de guardar una proporción entre la talla, las dimensiones de las extremidades inferiores y los diversos ajustes de pedalier, sillín y potencia, pero esto de igual forma que en los hombres. Encontrar la bicicleta ideal es un reto tanto para la mujer como para el hombre. En cada caso la bicicleta debe ser razonablemente confortable para pedalear a lo largo de un considerable número de kilómetros.

Fuente: Victory Endurance

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