La peligrosa heroicidad de los Brownlee

Es necesario entender que en cualquier situación de peligro, nuestro organismo está diseñado para proteger su supervivencia, y más especialmente la de nuestro cerebro

Desfallecimiento Jonathan Bronwlee Cozumel

 

Nuestra colaborada Marian Sanchéz nos habla sobre los efectos que tiene en nuestro cuerpo una situación como la ocurrida con Jonathan Brownlee en la gran final de Cozumel

Todos hemos visto estos días esas imágenes de Alistair Brownlee ayudando a su hermano Jonathan una y otra vez, y mucho se habla estos días sobre esa polémica acción, en todos los sentidos: si era lo que había que hacer, si esa acción es la representación del espíritu deportivo en la competición, si fue un acto ilegal deportivamente hablando, si fue heroico… se han leído infinidad de comentarios y opiniones sobre lo que pasó, pero quizá se habla poco de lo verdaderamente importante, del riesgo tan grande que sufrió con esa acción de su hermano la salud de Jonny Brownlee.

Todos  sabemos como estos dos hermanos viven el triatlón y la competición, la obsesión que reflejan en su día a día y que muestran en redes sociales y entrevistas por entrenar hasta el límite, por mejorar en su rendimiento, por exprimirse hasta el 200%… pero no nos engañemos, ellos son profesionales de esto y viven para ello y para conseguir resultados, sea al coste que sea y sacrificando lo que haya que sacrificar.

Dejando de lado el aspecto puramente deportivo, lo que pasó en Cozumel no debe ser un ejemplo a seguir para ninguno de nosotros, mirándolo desde el punto de vista de la salud (seguramente los médicos tenemos esa deformación profesional de mirarlo todo así).

Lo que hizo Alistair Brownlee con su hermano fue un acto de irresponsabilidad que puso en grave peligro su salud y su integridad, y desde luego no es lo que tenemos que hacer cualquiera de nosotros si nos enfrentamos alguna vez a una situación similar.

 

Es necesario entender que en cualquier situación de peligro, nuestro organismo está diseñado para proteger su supervivencia, y más especialmente la de nuestro cerebro. El estímulo más importante con la que comienza la cadena de reacciones para proteger la supervivencia es la disminución de oxígeno en el cerebro.

Automáticamente se envía una señal de alarma que intenta disminuir en lo posible el gasto energético y el  consumo de oxígeno del resto del cuerpo para revertir esa situación de “emergencia” cerebral. Este estado puede producirse por un sobreesfuerzo desmesurado, una mala gestión del esfuerzo o de la táctica de la carrera que no somos capaces de asimilar o mantener, confiar o apostar demasiado fuerte por lo que somos capaces de hacer en competición (y evidentemente fallar en esa apuesta). Todos hemos tenido experiencias de este tipo de mayor o menor magnitud alguna vez en alguna competición. 

Y por nuestra seguridad y la de cualquiera que esté a nuestro alrededor, debemos saber que nunca, en ningún caso, se debe hacer lo que hizo Alistair con su hermano ya que fue un acto de irresponsabilidad (sanitariamente hablando) que pudo costarle muy caro. 

¿QUÉ HACER EN ESTOS CASOS?

Cuando nuestro organismo entra en ese estado de “desconexión”, vamos a intentar poner algo de conocimiento en la situación: si nos encontramos así con un deportista compañero, conocido, desconocido o en la situación que sea, no debe venirnos a la cabeza esa idea de querer ser héroes y empujarlo al precio que sea a terminar la carrera. Con un poco de sentido común, en un caso de desorientación así de un deportista lo primero a realizar será siempre sentar o preferiblemente tumbar al deportista para favorecer el retorno venoso y la irrigación al cerebro… tan sencillo como eso.

A continuación, si tenemos la posibilidad y sobre todo en competiciones con calor elevado o extremo, será importante intentar refrescar rápidamente al triatleta e intentar bajar su temperatura corporal con lo que tengamos: agua, hielo, aire con algún objeto o prenda de ropa si no disponemos de otra cosa, etc.  Y por supuesto en cuanto podamos, sin dejar en ningún momento solo al afectado, avisar a los servicios médicos de la organización si nos encontramos en una competición o al 112 si se nos presenta esta situación en un entrenamiento o similar fuera de cualquier carrera.

APLICAR EL SENTIDO COMÚN

Qué heroicas y bonitas se ven las historias y acciones que terminan bien, pero si nos ponemos en lo peor o si esta historia hubiera terminado de otra forma muy diferente, hoy todo el mundo estaría alarmado con los peligros del deporte llevado hasta el extremo, con la idea de superar nuestra capacidad real de esfuerzo y con lo que tendríamos que hacer en estas situaciones.

Pues bien, aunque no pasara en esta ocasión nada irreversible, siempre está bien recordar como debemos actuar realmente nosotros, los amateurs del deporte para ser los verdaderos héroes en estas situaciones que cualquiera nos podemos encontrar.

No vale todo para terminar una carrera, sea una competición de pueblo o un campeonato del mundo, si merece la pena necesitar ayuda para terminar así una competición ya depende de los valores de cada uno, en eso no vamos a entrar aquí.  Al menos tener presente que los Brownlee son los Brownlee y para sentirnos mejores deportistas no tiene sentido intentar imitarlos.

Aunque con lo mediáticas que se han hecho ya esas imágenes cuando nos veamos en una situación así va a ser inevitable que se nos venga a la cabeza la situación de los dos hermanos en Cozumel, aplicar el sentido común y algo de sangre fría, nos puede ayudar a salvar vidas.

Mariam Sánchez

Más información: institutoinnova.net

No hay resultados anteriores.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba