Hoy hace 13 años de un hecho que obligó a la UCI a que el casco ciclista fuera obligatorio

Hoy 12 de Marzo hace 13 años del fallecimiento del ciclista Andrei Kivilev que moría tras sufrir una dura caída en la 2ª Etapa de la París-Niza. Como consecuencia, la UCI instauró la obligatoriedad del casco en sus carreras dos meses después.

A partir de ese momento el uso del casco fue obligatorio para los ciclistas. La decisión se tomó por la UCI (Unión ciclista internacional) tras la muerte, el 12 de marzo 2003, del ciclista kazajo Andrei Kivilev, que falleció tras sufrir una grave caída en la segunda etapa de la París-Niza.

Hasta ese momento, el uso de un casco rígido sólo estaba recomendado para los corredores profesionales. En ese momento la nueva norma sólo tuvo una excepción: los cinco últimos kilómetros de una etapa con llegada en alto.

La UCI sostuvo que tomó la decisión con el apoyo de las asociación profesionales de ciclistas, aunque admitió que también encontró la oposición de algunos corredores.

Desde el prisma de siglo XXI parece mentira, la posición de algunos ciclistas profesionales en ese momento que incluso plantearon paros en la carrera para protestar por esa medida.

En el comunicado que se emitió en su momento podíamos leer:

“Un grupo reducido de ciclistas pusieron por delante su libertad individual para oponerse a la obligación de llevar casco”,.

“Aunque respeta su opinión”, añadía la nota, “la UCI les pide que recapaciten sobre las consecuencias de su postura. La muerte o la incapacidad de un corredor es una gran tragedia para su familia y una grave pérdida para el ciclismo. El hecho de que un ciclista asuma el riesgo libremente no puede eliminar la inquietud ligada a dichas tragedias”.

Algunos ciclistas, disconformes con la obligación, no han descartado incluso llevar a cabo un plante pues consideran que el casco es molesto, pesado y les hace sudar más. En 1991 los corredores ya rechazaron una decisión similar de la UCI.

Los opositores al uso obligatorio del casco están aún más molestos por el hecho de que la UCI no ha esperado a conocer el resultado de una encuesta que el mismo organismo sugirió realizar entre los ciclistas profesionales.

Gracias a esta medida se han salvado muchas bicis encima de la bicicleta.