Nuestro colaborador Healting, nos cuenta en esta ocasión las posibles causas, el tratamiento y la prevención de una fractura de estrés del metatarsiano.
Como ya sabemos, los metatarsianos, localizados en la planta de los pies, dan estabilidad a la pisada y soportan el peso del cuerpo a cada paso que damos, por ello son huesos que están sometidos a grandes presiones.
Las fracturas de estrés se caracterizan por no estar provocadas por un traumatismo importante, caída o impacto fuerte y no ser de aparición súbita sino que son provocadas por microtraumatismos o sobrecargas repetitivas que producen leves daños en el hueso. El metatarsiano no consigue repararse, al no existir descansos suficientes entre actividades deportivas o por trabajar a intensidades muy altas de ejercicio, sobre todo si se realizan saltos o carrera, y finalmente acaba fracturándose.
Imágen 1: Fractura del 4º metatarsiano en su parte más distal.
El peligro de esta lesión está en no detectarla y que lo que comienza por una molestia leve, que muchas veces se siente en otra zona del pie o la pierna, acabe agravándose y alargándose en el tiempo.
¿Qué las provoca?
En cuanto a las causas que pueden llevarnos a sufrir una fractura de este tipo, ya hemos hablado de dos de las principales, exceso de trabajo sobre la zona de lesión y descanso insuficiente, pero no son los únicos factores a tener en cuenta. Descompensaciones musculares, mala técnica en el gesto deportivo, cambios en la superficie habitual de entrenamiento y una mala nutrición pueden llevarnos también a padecerla, agravarla o perpetuarla en el tiempo.
Por tanto la prevención de las mismas pasa por:
¿Qué consecuencias tienen?
El síntoma más frecuente de una fractura de este tipo es el dolor en la parte distal del empeine o en la “almohadilla” de la planta del pie. Suele ser un dolor que empeora al estar de pie y al caminar y la intensidad del mismo puede ir desde ligera a muy aguda, dependiendo de la gravedad de la fractura, siendo a veces muy localizado, otras veces extendiéndose a las zonas adyacentes y en ocasiones impidiendo la pisada y la marcha.
Otros síntomas que pueden ir asociados son la inflamación y enrojecimiento de la zona de fractura, la posible aparición de hematoma y el dolor agudo a la palpación.
¿Cómo las tratamos?
El diagnóstico no siempre será sencillo puesto que puede confundirse con otras patologías con síntomas parecidos, como por ejemplo algunas tendinitis, sobrecargas musculares o artritis. Es importante reconocerlas cuanto antes para proceder con el tratamiento adecuado.
La primera fase del tratamiento suele incluir el reposo o descarga mediante ortesis y en algunas ocasiones escayola. Dependiendo del tipo de fractura, se pueden realizar algunas técnicas de fisioterapia ya en esta fase. Otras veces es necesario esperar algunas semanas antes de comenzar con el tratamiento fisioterápico.
Las técnicas que en Healthing utilizamos para el tratamiento de esta lesión son:
Imágen 2: De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Laser de alta potencia, plataformas Human Tecar Synergy MatⓇ, ImooveⓇ y Game ReadyⓇ.
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